Todos los
años la misma cantinela. Ya vendrá, ya vendrá, ya vendrá... pero no, no viene. Ni
vendrá. Pareces gilipollas, esperando a este lado de la puerta a que alguien haga
girar el pomo desde el otro lado, en lugar de SALIR TÚ Y PUNTO.
Creías que
el sacrificio traería la recompensa. Que el sufrimiento actual se transformaría
en gloria futura. Que el tiempo por delante sólo podría ser mejor. Siempre con
lo mismo. Un año tras otro. Ya digo: la misma cantinela. Y lo único que mejora
es tu cara de gilipollas, que evoluciona hacia la de un imbécil redomado,
engreído y soñador. Un capullo con todas las letras.
Se suceden las
decisiones. Avanzas en esto llamado vida. Nadas en el mar. Te zambulles y
buceas en él. Siempre con un objetivo. Siempre mirando hacia adelante. Siempre
dispuesto a superarte y mejorar. Pero te miras y te das cuenta de que no
avanzas. Estás estancado. Tu mañana de ayer es tu hoy, ¿y qué has conseguido?
Sólo seguir mirando hacia adelante. ¿ACASO CREES QUE ALLÍ HAY ALGO?
Pero de vez
en cuando te llegan las hostias. Ahí es cuando te dices: ojo, que igual estoy
perdiendo el tiempo. Igual tanto esperar no vale la pena. Pero concluyes que sí
vale la pena y vuelves a caer. Sólo que los materiales también rompen por
fatiga y tú terminas también por romper, cayendo definitivamente al vacío,
rendido, hasta los cojones de buscar y esperar, buscar y esperar, dándote cuenta
de que para recuperar el tiempo perdido necesitarías una vida nueva porque
ésta, de lo gilipollas que eres, ya la has desperdiciado por completo.
Y ahora, a
pensar si esta es la hostia definitiva o sólo una más hasta que llegue la que
por fin me mande al otro barrio. ¿Alguien me sigue?
Totalmente. Me ha gustado. Concreto pero engancha. Como todo. Sigue asi.
ResponderEliminarTotalmente. Me ha gustado. Concreto pero engancha. Como todo. Sigue asi.
ResponderEliminarGracias por tus ánimos ana. Un saludo.
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