5 abr 2012

Cuando un tío sincero se declara

Querida desconocida:
Puede que debiera llamarte conocida de vista, diana de mis fantasías o pasatiempos favorito, pero eso de desconocida queda bastante bien, por lo menos de momento.
Sin rodeos, me voy a confesar. Desde la primera vez que te vi bajando aquellas escaleras con tus pantalones ajustados sucedió algo que me toca bastante las narices. Sucedió que me apetece que vuelvas a ponerte delante de mí, a mostrarte, a exhibirte, a hacer tus cosas como si nada. Eso, tú hazlo mientras yo imagino cosas. Quiero que aparezcas muchas veces.
Es que estás bastante bien, ¿sabes? No lo digo en tono machista, peyorativo o irrespetuoso. Es de verdad, estás buenísima, lo mire por donde lo mire. A mí las tías espectaculares me ponen, es cierto, y tú no lo eres, pero eres más… mundana, ¿entiendes? Como una especie de diosa sin salirte del mundo de los mortales. Espero que esto lo consideres un halago. No soy de esos que utilizan símiles o metáforas o vaya a exagerar tu belleza.
Me haría ilusión que quedásemos. Te lo digo directamente. Está bien eso de que sueñe contigo o me alegre al verte pero habré fracasado si no logro algo más. Dime, entonces, ¿estás dispuesta a quedar aunque sólo sea por darme el gusto de haber conseguido una cita contigo? Di que sí, anda.
Después, ya se verá si pasa algo o no. Ten clarísimo que yo lo voy a intentar por todos los medios. Te mentiré, te diré lo que quieres oír, te invitaré, te haré regalos, seré caballeroso. Haré todo lo que te gustaría que un príncipe hiciera para conquistarte. Soy un buen actor, dame la oportunidad de demostrártelo.
¿Y qué puede surgir? Seamos optimistas. Imagina que nos gustamos. O sea, que te gusto. Tú me gustarás a mí si yo te gusto a ti, es fácil. Pues si eso sucede, cogemos y empezamos a salir. Tenemos más citas, nos besamos, nos enrollamos un poco más y seremos novios. Una parejita más de este mundo. Te dejo que digas que estamos enamorados y todo. Sigamos siendo optimistas… Imagina que no nos gustamos pero nos atraemos. Es decir, no te gusto por dentro pero sí por fuera. No hay problema en ese caso. No debes temer porque yo me cuele por ti ni nada parecido. Será más que suficiente que nos enrollemos, te quite esos pantalones ajustados que tan bien luces y echemos uno bueno, a lo salvaje, como dios manda. Somos adultos, ¿no? Podemos hacer esas cosas. Yo me sentiría de puta madre después.
Créeme. Soy tu príncipe azul. Otros vendrán que darán mil vueltas antes de coger el camino más corto que es el que intento seguir yo. Pero todos queremos algo parecido. Es ley de vida. No te sientas mal por ello. Ahora haz el favor de contestarme y permíteme que durante los siguientes minutos fije en mi mente esos pantalones ajustados.
Por siempre o de vez en cuando tuyo. Yo mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario