—No
os lo vais a creer —les dije. Todos me miraban. Había esperado un momento de
silencio y por fin era el protagonista—. Ayer... cuando volvía a casa... es que
es muy fuerte y no os lo vais a creer.
Me
animaron a contarlo ya. Parecían impacientes.
—Aparqué
un poco lejos —seguí— y tenía que atravesar un parque andando. Era casi de
noche pero aún había un poco de luz natural. Todavía no se habían encendido las
farolas. Pues eso, que iba andando, en mitad del parque ya, y entonces noté
algo brillante reflejándose en un banco. Subí la mirada y ahí estaba... no os
lo vais a creer, es que es flipante, en serio.
—¿El
qué? Sí, ¿EL QUÉ? ¿Qué viste? —preguntaron.
—¡Un
OVNI!
—¡Venga
ya! ¡Qué dices!
—Sabía
que reaccionaríais así, pero tenéis que creerme. Desde donde estaba veía
bastante cielo, no me molestaban los árboles. Tenía forma triangular y no
parecía que volase demasiado alto; yo diría que a un kilómetro como mucho. Y
tenía luces naranjas intermitentes todo alrededor.
—¿No
sería algún tipo de avión? —preguntó uno.
—Ni
de coña. ¿Qué avión podría tener esa forma y volar tan bajo? Además no hacía
ruido y pude verlo durante casi medio minuto, así que aún me dio tiempo a
preguntarme si no estaba alucinando o algo así. Pero no, cerraba los ojos,
parpadeaba, y allí seguí al OVNI, moviéndose por el cielo a no mucha velocidad.
—¿Y
no pudiste grabarlo en vídeo?
—Lo
pensé, pero estaba como en shock. No podía apartar mi mirada de él ni siquiera
para coger el móvil. Es que es muy fuerte...
—¿Y
nadie más lo vio?
—Estoy
seguro de que sí. Aunque no me crucé con nadie en el parque, ya os digo que el
objeto iba despacio y es IMPOSIBLE que nadie en la ciudad además de mí lo haya
visto. Estoy seguro de que saldrá hoy en las noticias; no me extrañaría que con
vídeo incluido. ¡Esto es historia!
—¿Y
qué pasó después?
—Lo
perdí entre los árboles. No se fue de golpe ni, en apariencia, cambió de rumbo
bruscamente, sino que simplemente lo contemplé hasta que las copas de los
árboles me lo taparon, y cuando busqué otro sitio para mirar ya no estaba.
—Vaya
hombre.
—Fue
flipante —dije—, de verdad. Alucinante. ¡Los extraterrestres han llegado!
—Y
sin embargo todo sigue igual —dijo uno—. La misma mierda de trabajo, la misma
mierda de jefes, ¡para no cambiar nada que se hubieran ahorrado el viaje!
Todos
rieron. Yo también. Hablaron un poco más de la historia del OVNI y me hicieron
alguna que otra pregunta, pero yo ya no era el protagonista. No importaba.
Tenía que contarlo y mi objetivo lo había conseguido.
Valeria
me esperó a la hora de la salida. Valeria tenía dos o tres años más que yo y
estaba soltera. No era gran cosa pero tenía su morbo de niña buena y guarra.
Quiso
saber más sobre lo del OVNI. Yo le hablé encantado mientras caminábamos juntos
hacia nuestros coches:
—Sí,
las luces eran naranjas e intermitentes, aunque no brillaban de forma
desordenada, primero iba una y a continuación la que estaba al lado, así
recorriendo todo el lateral... yo calculo que mediría treinta o cuarenta metros
de lado y los tres lados eran más o menos iguales aunque no sabría decirte...
nada, ni un ruido, en silencio absoluto... no lo sé, puede que estuvieran sólo
inspeccionando el terreno... ¿ir yo a la tele? Paso, seguro que me toman por
loco. Para esas cosas ya está Iker Jiménez... ya, ojalá lo hubieras visto tú
también. Soy un privilegiado, lo reconozco.
Nos
despedimos al lado de mi coche. Ella me preguntó si no me importaba que
siguiésemos hablando del asunto en otro momento y yo le dije que por supuesto
que no.
Desde
hacía cosa de un mes o dos había sobre la mesa del despacho de Valeria un par
de revistas de esas de misterios sin resolver: expedientes X, OVNIs, cosas así.
Desde entonces ya lo había intentado también una vez en la hora del café,
inventándome un encuentro con fantasmas en mi propio piso que no tenía ni pies
ni cabeza, y no me quedó otra que reconocer mi invento y justificarlo con que
había visto en la tele como un tío se lo contaba o otros y estos aseguraban que
les había pasado lo mismo, y sólo quería probar yo también.
Pero
ahora la historia del OVNI –por supuesto, también inventada-, parecía haber
cuajado de verdad, al menos en la cabeza de Valeria, que era lo que a mí me
interesaba, y desde entonces hablo un poco más con ella y a ver si así me la
follo de una puta vez.
¡Jajaja! Muy bueno, Alex, como siempre.
ResponderEliminar¡Saludos!