1 may 2012

Sensaciones de antaño

Un exceso de quietud gobernaba la vida de HS 01-4687477B (HS 01 significaba Homo Sapiens de la primera generación. Los números y la letra final respondían a extraños códigos asignados cuando nació).
Le tocó vivir una época en la que el sol ocupaba una cuarta parte del firmamento de horizonte a horizonte. Los océanos se habían evaporado, no existía el agua sino en laboratorios y no se podía salir a la calle bajo el sol de verano so pena de tu propia calcinación.
HS 01-4687477B se ganaba la vida esquivando relámpagos. El clima extremo provocaba numerosas tormentas y, ante la aparición de unas nubes sospechosas, era llamado desde cualquier rincón de la tierra para deleitar al público con su espectáculo. Allí aparecía en su vieja Voyager 7 (sólo alcanzaba siete veces la velocidad de la luz), se ponía bajo la nube con un pararrayos y, cuando el relámpago estaba a punto de golpearle, lo evitaba en el último microsegundo. Después recaudaba la voluntad de los asistentes y regresaba a casa. Sufrió sólo un par de quemaduras en su carrera; la elusión del relámpago era un programa instalado en su cerebro desde pequeño, fruto de unos predecesores expertos desde hacía generaciones.  
Para pasar el rato, HS 01-4687477B, como muchos otros Homo Sapiens, tenía instalados varios programitas adicionales que le hacían más llevaderos sus trescientos veinticinco años de vida útil restantes antes de ser declarado oficialmente cuasi-chatarra: Fraternidad básica, Empatía y solidaridad, Ocio standard en bares, coloquios y juegos varios, Cultura popular y populista y Búsqueda del cónyuge. No era raro encontrar a HS 01-4687477B de paseo por la luna o de vacaciones en Titán, aunque su rincón favorito del Sistema Solar eran los enormes lupanares de Saturno, donde escondía varias amantes.
Todo cambió en la última Feria de muestras Intergaláctica de la Gran Nube de Magallanes. Antes de partir de vuelta en el TALGO (Teletransportador a Años-Luz Galáctico Omnipresente), conoció un extraterrestre judío que vendía un extraño objeto procedente de la Galaxia del Sombrero. Consistía en un chip compatible con su sistema operativo que contenía un programa del que nunca había oído hablar: Sensaciones de antaño. El feriante le explicó que se trataba de una síntesis de sensaciones que los mayores estudiosos de aquella galaxia habían recopilado a lo largo y ancho del cosmos. Le invitó a experimentarlo allí mismo.
HS 01-4687477B accedió, se tumbó en una camilla de la trastienda y esperó a que se descargase la prueba de Sensaciones de antaño. Empezó la demostración. HS 01-4687477B nunca había vivido nada igual. En su mente se vio a él mismo sobrevolando la Galaxia del Sombrero en una nave espacial, acompañado de una joven Homo Sapiens que hacía alarde de una extraña sensación: felicidad. Entonces descendió a un planeta azul y recorrió junto a la joven los parajes más significativos: el mar, las montañas, cuevas, ríos y lagos. Después se cogían de la mano, hablaban, se besaban y compartían eso llamado felicidad.
La demostración terminó y HS 01-4687477B no dudó en desembolsar los catorce neutrinos de vellón que costaba el programa. De vuelta en la tierra su vida no volvería a ser la misma. Exprimió todas las aplicaciones del programa eligiendo siempre la misma joven como acompañante: Buena compañía, Amor verdadero, Vida en familia
También leyó en el manual del usuario que en algún planeta de la Galaxia del Sombrero sus habitantes eran como los que aparecían en su mente: las sensaciones formaban parte de su vida.
HS 01-4687477B no dudó en abandonar su trabajo de elusión de relámpagos, tomó de la Gran Reserva Planetaria todos los neutrinos de vellón que había ahorrado y se compró una buena nave espacial: necesitaba por lo menos una Voyager 100.000 o incluso un millón. También se hizo con varias toneladas de Hidrógeno de Fusión Rápida (el combustible de la nave), y una buena cartografía del cosmos cercano.
Emprendió entonces un largo viaje a través del espacio sideral. Valía la pena perder unos cuantos años de vida útil con tal de llegar a tiempo a la Galaxia del Sombrero. Sólo así comprobaría si en realidad existía la fantástica chica que descubrió con Sensaciones de antaño.

7 comentarios:

  1. Siempre llega el momento en que lo virtual no alcanza; ojala que, por lo general, las pantallas sean un peldaño a otra realidad (una palpable).

    Me gusta mucho la forma de narrar, Saludos.

    Pd: y que el futuro no nos encuentre androides.

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    1. Gracias Juan por tus halagos.
      En cuanto al futuro, aunque sea dentro de cientos de millones de años, sí llegará el momento en que debamos abandonar este planeta y quizá entonces seamos medio androides.
      ¿Es eso triste? No lo sé. Por lo menos a mí me quedará la libertad de escribir sobre eso.

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  2. Enhorabuena Álex, me parece muy bueno.
    HS me parece un tipo entrañable.
    Muchos neutrinos de vellón!

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    1. Muchas gracias. Supongo que da un poco de pena un personaje como HS del que no se sabesiquiera si es más hombre o robot.
      Y sí... muchos neutrinos de vellón para tí también.

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  3. Estoy de acuerdo,es muy bueno,te deja con ganas de más. Sigue así.

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  4. Pero que susto llegar a eso!...Felicitaciones! Me atrapó tu pluma fantastica...o premonitoria??

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    1. Eloisa... desde luego todo es fantástico, aunque con cierta base premonitoria en cuanto a lo del sol, los océanos evaporados, la necesidad de conquistar el espacio...
      Gracias por tus felicitaciones.
      ¡Un saludo!

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