28 may 2014

Lo que faltaba

Sólo le faltaba eso al viejo Cosme.
—Pandilla de hijos de puta —dice.
Ha sido un día de mierda. Discusión para desayunar. Puteado en el trabajo. Sin tiempo para comer y bronca y de un lado para otro toda la tarde.
Y cuando regresa nuevamente a la oficina, justo cuando pasa por debajo de un puente de la autopista, van unos críos y le mean en todo el parabrisas desde allí arriba.
Pero la cosa no se va a quedar así. No señor. El viejo Cosme coge la primera salida y asciende por carreteruchas hasta alcanzar el puente. Aparca un poco antes para que no sospechen y camina como si nada por la acerita del lateral. Ahí están los niños, inmóviles, disimulando, mirando los coches pasar.
—¿Qué hacéis? —les pregunta Cosme.
—Nada —responden varios.
—Me habéis meado el coche.
Los niños echan a correr pero el viejo agarra a uno de la oreja. Los demás vuelven. Son buenos camaradas.
—Perdón —le dicen.
—Se lo limpiaremos.
—No le haga nada a nuestro amigo, por favor.
Cosme afloja y el niño se une al grupo. Deja que se esfumen.
Entonces mira la autopista.
—Pasan muchos coches —piensa.
No hay nadie a los lados. Se baja la cremallera, se saca el pito y echa una larga meada al vacío. Las gotitas impactan en los capós y en los parabrisas. Es muy gracioso. Después escupe unas cuantas veces, probando su puntería, y cuando se aburre regresa al coche y conduce hasta la oficina.

1 comentario:

  1. Suerte del niño que llevamos dentro, que de vez en cuando todavía se atreve a salir. Bueno, tal vez no en el caso de todos, que hay quien se ha olvidado del niño hace demasiado. Me ha gustado, me has sacado una sonrisa de las buenas.

    Un abrazo!

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