30 nov 2011

Oscuridad (2/2)

[...]
Insistes en que piense en todo lo que soy, en mis valores, en lo que he vivido; en que no estoy tan mal en definitiva. Vuelves a mi inconformismo… y yo te repito que soy ambicioso hasta la saciedad, aunque eso me lleve a morir entre las tinieblas de mis metas imposibles. ¿Mis valores? No tengo mejores valores que cualquier asesino o cualquier estafador. Ellos al menos satisfacen sus deseos. En sus fechorías se sienten plenos. Yo en cambio llevo una vida socialmente correcta. Sigo el camino del bien. Y eso a ojos del mundo me convierte en un ser aceptable, ¡qué más da lo que pasa por mis entrañas! Qué más dan el vacío perfecto, la perfecta infelicidad. Eso al mundo no le importa. Y tampoco quiero provocar lástima, detesto las palmaditas en la espalda. Sólo quiero que se sepa que diferencio entre lo socialmente correcto y lo interiormente acertado. ¿Lo que he vivido? Simplemente, nada. O si prefieres, muy poquito. Poco te entretendría mi lista de recuerdos. Lo bueno de mi vida se resume en pocos minutos. Lo malo quizá en más. Si en cambio se pudiera explicar el vacío, necesitarías meses o años de escucha. Anécdotas… muy poquitas. Expectativas de futuro… nulas. O sea que no tengo ni pasado ni futuro. ¿Y presente? Puedes intuir que tampoco. Perdido en la falta de ilusiones, de caminos con una meta que alcanzar, consciente de que habrá piedras y muros. Si aparecen más metas, partiré sabiendo que jamás llegaré. Será tiempo perdido, como siempre. Como el tiempo que tanto creía valorar y que tan poco aprovecho. Como el que echaré de menos mientras lo dejo pasar y me desgasto. Porque vale, he sido buen estudiante, pero nadie me enseñó a ser feliz. Eso es cosa de cada uno, lo sé, por eso soy un inútil, porque no sé ser feliz como los demás. Pero no le echo la culpa a nadie. Soy yo y sólo yo. No soy inteligente. No tengo nada. Soy sólo oscuridad envuelta en un cuerpo aparentemente normal y con una vida aparentemente normal, pero todo oscuridad por dentro.
¿Que qué hay de mis amigos? ¿De mis seres queridos? Los aprecio a todos, sí. Pero moriré y ellos seguirán aquí. Seré olvidado. Nadie se acordará de que he vivido, porque nada hice para ser recordado. Ya dije que lo pasarán mal si fallezco y no me gustaría. Puta conciencia. Ellos, a mis ojos, se desarrollan, se adaptan, viven, y yo no lo hago. Creo que sobro, y si me conociesen realmente entenderían mi ausencia.
Esto sí que es bueno, me preguntas por el amor… por amor ideé mis caminos más ilusionantes, pero también levanté los muros mayores y me llevé los mayores palos. El amor es vida desde el éxito, pero es muerte desde el fracaso y la oscuridad. Y yo no salgo de la oscuridad. Temo el día en que por amor vuelva a ver la vida de otra manera, en que piense que será posible llegar a la meta y dé pequeños pasos, porque ahora sé que no llegaré y uno de los golpes será definitivo, mortal. Aunque eso sería hasta bueno. El problema es la tortura anterior.
Y ahora quieres saber qué será de mí; qué pretendo hacer. Cuando se vive sumido en las tinieblas, no es posible hacer planes. Uno cree más en las casualidades, en que sólo por azar saldrá del caos. Los hay que no estamos hechos para triunfar. Para que haya gente feliz por sí misma tiene que haber gente triste por sí misma. Víctimas de su forma de ser. La felicidad es inalcanzable para ellos, para mí. Difícilmente saldré de la oscuridad total. Y aún entonces, caminaré con pies de plomo, porque sé que una desgracia sucederá que me impida disfrutar de un buen momento. Algo que sin duda no merezco. Así será, o así lo veo yo desde la oscuridad.

2 comentarios:

  1. Bueno, no hay mucho que decir, bien escrito aunque algo negativo no crees? Todos esperamos que no pienses todo eso de verdad.

    ResponderEliminar
  2. Andrés de Andrés2/12/11, 14:00

    Tú mismo, Alex, reflexionas sobre la actividad de otras personas en un semáforo; éstos como medio de vida ante una situación circunstancial. Yo no sé enseñar lo poco que sé pero llevo por estos lares ya muchos años y tengo claro que el semáforo existe para todos: unas veces está en rojo y deprime a quien espera, otras verde y como en primavera, todo es positivo. Pero entre uno y otro color, el ámbar se hace eterno. Puedo asegurarte que siempre cambia, aunque a veces tarda y hay que saber esperar disfrutando de poder hacerlo.

    ResponderEliminar